Alimentos “artesanos, caseros o 100% naturales”
y los
compras pensando que realmente lo son y por eso su calidad es superior (como a
menudo también lo es su precio): normalmente, basta echar un vistazo a la lista
de ingredientes para ver que en el mejor de los casos esa alegación es una
exageración, cuando no una falsedad.
Artesano, natural, casero… son el
adjetivo que acompaña a muchos de los alimentos que compras a diario. Sin
embargo, basta echar un vistazo a la etiqueta para comprobar que en la mayoría
de los casos estamos ante un mero recurso publicitario más, un argumento que
pretende ganarse a unos consumidores cada vez más interesados en comer bien.
Lo natural como argumento
Según la RAE, natural es un elemento
que se halla en la naturaleza, o que no ha sido sometido a mezcla o
elaboración. Sin embargo, basta mirar los lineales de los supermercados (o
revisar tu despensa) para ver un caldo natural, un puré o un paté “natural”…
que sin embargo, al leer en detalle la etiqueta comprobamos que en muy poco
difieren de los productos que no llevan ese adjetivo.
La
industria alimentaria aprovecha la confusión y falta de una legislación clara
para incluir profusamente alegaciones de este tipo en los envases y publicidad
de los alimentos. Poco importa que de natural, casero o artesano tenga poco el
producto: recurren a estas exageraciones y falsedades con el único objetivo de
atraer al consumidor.
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