lunes, 9 de mayo de 2022

 


El silencio de Merkel y el error alemán con la Rusia de Putin

 

El silencio de Merkel es paralelo a la cautela de su sucesor, el canciller Scholz, que muestra un liderazgo cauteloso tanto en su país como en la Unión Europea

 

Angela Merkel ha sido uno de los personajes políticos más valorados en lo que va de siglo. Catorce años al frente de la Cancillería concluyeron, por propia voluntad, hace pocos meses con aplauso generalizado. Se la ha considerado como una de las patrocinadoras y protagonistas de la integración europea, como gobernante eficaz y política seria y creíble. Como legado dejó la derrota de su partido y la composición de otra coalición a la que se otorga el valor de continuidad de la política de Merkel. Entre otras razones porque el nuevo canciller fue su socio de coalición y vicecanciller durante la ultima legislatura

Alemania pudo haber mostrado cautela en sus contratos con Rusia, especialmente durante la última década, una vez que era evidente el belicismo de Putin y su tentación expansionista. Alemania apostó por Rusia y por Putin y esa confianza ha fallado. Afronta ahora el coste del error que pasa por limitar la dependencia energética (al menos mientras Rusia siga con su belicismo expansionista). Tendrá que asumir una recesión durante un tiempo mientras se produzca la recomposición del mix energético. Algo que no será exclusivo de Alemania ya que contagia a los demás europeos.

 

El silencio de Merkel es paralelo a la cautela de su sucesor, el canciller Scholz, que muestra un liderazgo cauteloso tanto en su país como en la Unión Europea. Es cierto que Alemania y Europa están aplicando una resistencia activa a Putin, pero también una resistencia calculada y gradual; temerosa a la hora de trasladar a su opinión pública el coste de los errores anteriores por una dependencia energética insoportable que no es fácil rectificar de inmediato. Más que nunca Europa necesita liderazgo, firmeza frente a Putin (y frente a Orban) porque más vale una vez rojo que todo el tiempo colorado.

 

 

La guerra ruso-ucraniana, la guerra de Putin, coloca en almoneda la política de Merkel sin que la canciller haya dicho una sola palabra, una explicación, un análisis o una propuesta o recomendación alternativa. Merkel calla, quizá porque se lo propuso desde que dejó la cancillería, aplicando ese undécimo mandamiento no escrito que reza: “si te vas… no estorbes, no molestes”. Pero ante so después tendrá que explicarse y sus argumentos tendrán interés para su legado.

 

No obstante, con la que está cayendo Merkel debe explicar las razones de su estrategia de acercamiento a Rusia y a Putin y del estrechamiento de lazos entre ambas potencias que ahora se acredita como un error capital. Es cierto que la estrategia hacia el este no es exclusiva de Merkel, ha sido una constante de la política alemana, al menos desde la etapa Brand (e incluso desde Adenauer); acercamiento sin demérito de la alianza Atlántica con Estados Unidos y Gran Bretaña, y de la decidida amistad franco alemana. Alemania entendió en la postguerra y la guerra fría que debía mantener una mano tendida y una puerta abierta para una relación preferente con Rusia; con la URSS y luego con la nueva-vieja Rusia de Putin.ç

No hay comentarios:

Publicar un comentario